martes, 25 de diciembre de 2007

En Escena

Espejo con luces

    Hoy era el gran día. La expectación, los nervios, la impaciencia…todos aquellos sentimientos que pasaban fugazmente y de manera intermitente por mi cabeza se combinaban en mí a medida que me preparaba para el espectáculo de esta noche. Repasar cada detalle del número en mi mente para evitar cualquier error mientras retocaba mi maquillaje ya impecable y revisaba mi vestuario perfectamente ensamblado se convirtió como de costumbre en el ritual a seguir antes de pisar el escenario. A momentos sentía que hoy era como cualquier día de trabajo en la feria, pero a veces el aire de anticipación que se respiraba en el parque al mismo tiempo que la gente se aglomeraba en las gradas de la pista principal con ese murmullo incesante que retumbaba en mis oídos hacía más obvio que era una ocasión especial y regresaba a mí esa angustia porque todo saliera bien. Estoy consciente de que ese perfeccionismo mío más que ayudar estorba en estos eventos pero realmente no hay mucho que pueda hacer al respecto, siempre he sido así.

    Pensando en todo y nada conforme tomaba mi posición detrás del escenario para salir junto con mis compañeros al encuentro de las luces, crecía esa intriga por saber qué era lo que no iba a salir como estaba planeado, siempre sucede, y uno espera estar preparado para cualquier contingencia y responder al instante sin que el público lo note. Lo más gracioso de todo es que la mayoría de las veces lo que mejor sale es justo la parte más difícil del número mientras que la parte que damos por sentado es la que causa más problemas…no importa, si no había quedado para este momento no había quedado y punto pues no hay más oportunidad de ensayar, el espectáculo estaba por comenzar. A medida que se desarrollaba el espectáculo hubo, como en todos los eventos de este tipo, varios errores por parte de la mayoría de los artistas…que aún obvios para los que habíamos estado presentes en los ensayos eran imperceptibles para los espectadores que seguían fascinados con el show. Todos los que formábamos parte del espectáculo nos equivocamos de una u otra manera, pero afortunadamente también nos ayudamos unos a otros para que los nervios no nos ganaran y pudiéramos arreglar esas imperfecciones…aunque ya en escena más bien se convierten en improvisaciones y de hecho llegamos a salirnos un poco de lo establecido en los planes para maquillar nuestras fallas. Lo importante fue que el público disfrutó mucho de nuestra actuación y la feria tuvo un éxito sin precedentes…no hubo artista que se quedara sin algún cumplido por parte de algún visitante emocionado por lo que vio y esos halagos nunca sobran.

    Ya terminado el espectáculo era indescriptible el sentimiento generalizado entre mis compañeros y yo…estábamos felices porque toda la presión se había ido por fin además de que no podíamos parar de reír de las equivocaciones cometidas y de todo lo que conllevaban, como las caras de pánico o de auxilio…fue muy divertido. Sabíamos que pudo haber salido mejor, pero estábamos satisfechos con el trabajo que habíamos hecho…después de todo era la primera vez que compartíamos escenario todos y nos gustó saber que no sólo es realizable sino impresionante. Sin duda estaríamos mejor preparados para el show de clausura de la temporada pues ya sabíamos qué esperar y esa angustia porque todo saliera bien iba desapareciendo a conciencia de que si algo no marchaba como estaba establecido los demás artistas no dudarían en hacer algo al respecto por salvar el número y salir del paso. Fue un increíble sentimiento de seguridad, compañía y pertenencia el que me invadió ya culminada la jornada.

    Después de cambiarme de ropa y lavar mi cara, me dirigí al Laberinto de Cristal como siempre. Esta vez no había nada más en mi mente más que ese sentimiento de satisfacción por un proyecto cumplido y sonreí a lo largo de todo el recorrido. Al final, me detuve frente al espejo enmarcado en luces al que llegué a evitar por su parecido al que tengo en casa y que es frente al cual me alisto para trabajar cada día…sólo que hoy el escenario no me causaba conflicto, al contrario, mis compañeros me habían hecho sentir en casa y eso no lo experimentaba muy a menudo…o mejor dicho no me dejaba envolver por su pasión a su trabajo por mis propias inseguridades.

    Hoy, a diferencia de la mayoría de mis días aquí en la feria no dudaba de si este era el mejor empleo que pudiese haber encontrado, estaba segura de que lo era y hasta construí un futuro potencial en base a lo que sentía esta noche. No podía creer cómo el simple hecho de formar parte de este espectáculo me regalaba una identidad de la que había renegado tanto tiempo y por fin me alegraba el tener la suerte de formar parte del staff del parque. La feria no era más un refugio, era mi forma de vida y me encanta saber que existe gente que comparte esta entrega, amor y compromiso por el arte.

In Memoriam Faris (1986-2007), gran percusionista y compañera. Gracias por hacer del escenario un lugar tan emocionante, te extrañaré mucho hasta que pueda volver a tocar contigo…así me humilles con tu talento como siempre. ¡Te quiero!”.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Idiomas Diferentes

Dos personas hablando idiomas diferentes    Después de innumerables ensayos generales, juntas y discusiones, por fin los espectáculos de inauguración y clausura de la temporada quedaron listos para ser presentados. A partir de esta semana estarán vigentes los cambios en cuanto a días libres y repartición de actividades en los que habíamos quedado de acuerdo todos los miembros del staff de la feria. Todos estamos cansados pero emocionados por este innovador proyecto que está por llevarse a cabo por primera vez en el parque, algunos más hastiados que otros lo que ya quieren es que el show que incluye a todos los artistas quede en el pasado y no pueden esperar a mañana para el gran suceso…lo cual es mi pensar también pues la expectativa para mí es algo difícil de manejar sin que me vea afectada por los nervios y la ansiedad provocados por un evento desconocido. En mi necesidad por platicar con alguien de mi angustia preshow, le pedí a Dalibor que me acompañara esta noche y acordamos vernos en mi casa recién regresara del Laberinto de Cristal después de mi ensayo para cenar y dormir juntos.


    En mi atracción favorita todo marchó de maravilla, recorrí el laberinto de principio a fin con pensamientos optimistas y objetivos para ayudarme a visualizar mi actuación del día de mañana como una de las más exitosas y me detuve en el espejo en el cual ves tu reflejo alargado, como si fueras mucho más alto de lo que realmente eres, cosa que me hizo sentir grande…por algo me habían dado el trabajo en la feria y el papel en el espectáculo como para que a estas alturas empezar a dudar de mí misma. Salí de ahí con una sonrisa pensando que todo marchaba sobre ruedas, no sólo tenía una parte importante en la inauguración de las festividades de temporada sino que hoy pasaría la noche con aquel a quien amo así que me dirigí a casa para su encuentro.


    Llegando a mi remolque vi al arlequín sentado en la valla de la pista principal fumando un cigarro esperando por mí, lo que me hizo recordar aquella vez de la asamblea de bienvenida para los artistas recién llegados cuando lo encontré exactamente de la misma manera. Después de saludarlo con un beso, me acurruqué un momento entre sus brazos para sentirme protegida y apoyada pues necesitaba verme así hoy. Ya dentro del remolque le contaba de la angustia que siempre me provocaban las nuevas situaciones mientras cenábamos y me escuchó con toda su atención…
    - “¿Pero a qué es a lo que le temes? El acto en el que participas todos los días es muy parecido al de mañana…no es nada nuevo para ti tocar ante tanta gente”, dijo Dalibor tratando de tranquilizarme.
    - “Tal vez sea toda la expectativa que rodea a este show en particular, me da miedo equivocarme delante de todos y decepcionarlos”, trataba de explicarle, “Siempre me han provocado ansiedad y angustia los eventos importantes”.
    - “Bueno, sinceramente…¿Podrías pensar en alguien mejor para el número?”, me preguntó con una mirada penetrante y un tanto irónica, “Yo no, te he visto trabajar muchas veces y no hay nadie que pueda hacerlo mejor en esta feria, si no el papel no sería tuyo, eso es un hecho”.
    - “Gracias, amor…es sólo que siempre me he sentido así con las cosas nuevas, sobre todo cuando tienen tanto peso. Así me sucedió también cuando me subí al escenario por primera vez en el parque…y aún más marcado cuando vine a audicionar para que me dieran el trabajo, le temo a lo desconocido, al rechazo quizás…”, le comenté un poco temblorosa, con la mirada baja y la voz quebradiza.
    - “Ay, bebé, no sabía que esto te causara tanto conflicto…nunca te había visto tan angustiada”, me dijo tomando mi mano, “Pero bueno, piensa que sólo es este año y ya no tendrás que hacerlo más…después de todo va a ser algo difícil para ti trabajar con una pancita. No te preocupes, yo me encargaré de que jamás vuelvas a pasar por nada que te inquiete ni te incomode de esta manera, no me gusta verte así y si de mi queda voy a mantenerte a salvo de estas emociones que te hacen daño”.


    Mi mente revolucionó a mil pensamientos por segundo…”¡¿Sólo este año…Pancita…Mantenerme a salvo…Pancita…Pan-ci-ta?!”, no supe qué decir, hice una pausa bastante larga antes de poder pronunciar palabra alguna. No era como si hubiéramos discutido un futuro que se extendiera a más de medio año y él me hablaba de una “pancita”…que la verdad la palabra para mi gusto es de lo más cursi para referirse a un embarazo, pero en fin, no era como si no hubiera traspasado ya mis límites de lo meloso con los nuevos sobrenombres y actitudes adoptadas…aunque “pancita” era demasiado.
    - “Pues…gracias por preocuparte, pero supongo que es parte del trabajo sentirse un poco temerosa de vez en cuando…no que me agrade sentirme así pero no pienso dejarlo por un miedo pasajero, bastante me ha costado llegar hasta aquí como para abandonarlo ahora, simplemente no podría pues prefiero temer a lo desconocido a pensar que soy una desertora o una inútil”, le dije con un tono de voz un poco más elevado, “…además no es como si una pancita estuviera en mis planes”.
    - “No era mi intención alterarte, no dije que abandonaras tu trabajo, sólo dije que te será más difícil trabajar con un bebé en el vientre…eso es normal, no debes tomarlo como si fueras una desertora”, expresó angustiado, “Lo que yo quiero es protegerte…a ti y en su debido tiempo a mi pequeñito también…si quieres regresar a tus actividades normales después de tenerlo yo te apoyo, ya veremos cómo le hacemos para que tenga todo el cuidado necesario”.


    Me quedé atónita, no sabía si estaba tan encaprichado que escuchaba lo que quería o si de plano yo estaba hablando en otro idioma. No quería pelear, el hecho de invitarlo a mi casa era con el fin de tranquilizarme y pasar una velada agradable como hasta la fecha lo habían sido la mayoría junto a él…pero no podía dejar pasar el comentario sin decir algo al respecto.
    - “Dalibor, no me estás escuchando…dije que un bebé no estaba en mis planes”, le afirmé mirándolo fijamente y sin titubeos.
    - “Tranquila, no es como si fueras a tenerlo mañana”, me respondió en tono juguetón tratando de hacerme reír, “Lo siento, soy un insensible, me estás diciendo que le temes a las nuevas circunstancias y yo hablándote de cuando tengamos a nuestro primer hijo…comprendo tu enojo, por favor, discúlpame”.
    - “Creo que no me entiendes, en este caso no sería una nueva circunstancia”, le contesté con mi rostro ya enrojecido por la rabia, “Es decisión mía no procrear”.
    - “Mejor vamos a dormir ya, mañana será un día pesado además de que es obvio que mi falta de empatía te hizo enojar y ahora dices estas cosas en respuesta”, contestó con una mirada de culpabilidad mezclada con asombro, “te pido me perdones por alterarte…¡Buenas noches, bebé!”.
    - “¡Buenas noches!”, expresé todavía con furia pues era obvio que no iba a aclarar el punto esta noche y decidí dejar así las cosas porque tenía razón, mañana será una larga jornada.


    Pasé mucho tiempo dando vueltas en la cama después de tal discusión, ni siquiera entiendo cómo pasó. Era lo que menos necesitaba del arlequín esta noche y eso me hacía enfurecer…aunque ahora en lo que menos pensaba era en el pánico escénico para el espectáculo del día siguiente.

martes, 18 de diciembre de 2007

Encadenada

Manos encadenadas

    Fue un pesado día hoy en la feria. El estreno de los espectáculos de temporada se acercan cada vez más y cada grupo de artistas se reúne ya que el parque cierra sus puertas para afinar los últimos detalles en cuanto a sus números incluyendo su estructura, los vestuarios a usar, el maquillaje y la logística en general. Como perfeccionistas que somos, mis compañeros y yo tardamos mucho tiempo en ponernos de acuerdo en cómo se desarrollaría nuestra actuación en el show de inauguración, pero afortunadamente todos quedamos satisfechos terminada la junta de esta noche.

    En mi camino de regreso a casa para cambiarme de ropa e ir al Laberinto de Cristal mientras pasaba por la pista principal escuché un ruido que no me era desconocido pero que en realidad nunca me había atrevido a encarar…eran sollozos y provenían de la parte trasera de la pista donde todo queda en sombras recién acaba la última función. Al acercarme para averiguar quién estaba ahí alcancé a distinguir una silueta encorvada sentada junto al borde de las escaleras. No podía ver su rostro desde esta distancia, así que caminé hacia ella tratando de no hacer ruido para no perturbarla, era obvio que no quería que nadie la viera pues de no ser así no hubiera buscado un lugar tan recóndito para desahogar su tristeza…sin embargo, mi curiosidad crecía a medida que llegaba al encuentro de esta delicada sombra. Con lo que no contaba era que la alfombra de hojas secas en el suelo iba a arruinar mi intento por ser discreta y la silueta enderezó la espalda en menos de un parpadeo dejándome por fin ver su cara bañada en lágrimas…

    - “¡Fénix!”, exclamó sorprendida y tratando de limpiar su rostro para que no me diera cuenta de lo que pasaba, “Pensé que estarías en el laberinto como todas las noches”. Se trataba de Calypso, una de las más talentosas escapistas que haya conocido, ninguno de sus colegas o aprendices había logrado siquiera igualar su acto jamás…no en vano ha sido la más reconocida en el medio ya por mucho tiempo. Fue impresionante para mí verla así pues siempre suele tener ese aire tan solemne de inquebrantabilidad alrededor suyo y parecía no perder la cabeza ni aún sumergida en un tanque lleno de agua mientras pesadas cadenas sujetan sus manos…
    - “¿Calypso?”, respondí, “Justo venía a cambiarme de ropa para ir para allá…¿Qué sucede?”.
    - “Nada”, dijo con un tono agudizado pero al ver mi expresión de incredulidad continuó, “Bueno, la verdad me siento muy mal pero no sé si me entiendas, pareces ser la más feliz con esta vida”.
    - “¿Por qué no me cuentas? Si no te entiendo por lo menos te habrás desahogado. Soy buena escuchando y estoy aquí si es lo que necesitas”, le comenté con una sonrisa y me senté junto a ella en las escaleras de la pista.
    - “Ay, Fénix, si tú supieras lo que pasa por mi mente en realidad…”, pronunció con un suspiro y no pudo esconder más su llanto, “No entiendo por qué la vida es tan irónica a veces. Puedo liberarme de cualquier cadena, de la más poderosa camisa de fuerza, salir de un tanque lleno de agua, abrir cualquier jaula y cualquier baúl en el que me encierren…pero no puedo escapar de mí misma pues mi dolor me persigue a todas partes y me encuentra aún dentro de la más reforzada bóveda. ¿Sabías que cada vez que hago mi número siento un hastío brutal y que cada aplauso es para mí como otra atadura de la cual tengo que liberarme? Hace mucho que no disfruto vivir aquí en la feria pero no puedo hacer nada al respecto…bueno, tal vez sea que no quiera más que no pueda…y eso es lo que más me lastima”.
    - “Pero si más que disfrutar estar aquí lo sufres…¿Por qué no buscar lo que te haga feliz, qué te detiene?”, le contesté con una mirada de angustia difícil de esconder poniendo mi mano sobre su hombro.
    - “Me costó mucho trabajo aceptarlo pero es miedo”, dijo agachando la mirada para luego levantar la cabeza repentinamente en expresión de frustración y gritar, “¡Pero si yo no le temo a nada, yo salgo de las peores situaciones…y una feria con una puerta abierta me mantiene cautiva!”.
    - “Calypso…”, dije tratando de tranquilizarla, “¿A qué le temes?”.
    - “A que no sea nadie fuera de los límites del parque, es lo único que conozco. Aquí soy Calypso, la escapista, y hasta me admiran por ello…allá afuera soy sólo una mujer sin rumbo. ¿Y si este es mi destino y sólo debo aceptarlo sin cuestionamientos? Yo no pedí tener talento para estas artes, sólo me encontré con que lo tenía y lo aproveché pero no estoy segura de querer esta vida para mí. No te niego que la admiración de la gente me hace sentir especial, pero a veces me pregunto cómo sería mi vida si jamás me hubiera enterado de que tenía esta facilidad para el escapismo. Tal vez ser como cualquier otra persona sea más fácil, parecen felices en su vida común sin necesidad de sorprender a nadie con hazañas peligrosas…y pienso en eso cada vez que veo sus rostros en el público. Lo cierto es que en el parque mi vida es muy cómoda y temo perder eso si me atrevo a salir de él por buscar algo que no sé si me vaya a gustar después de todo. ¿Y si somos lo que hacemos, si me define el hecho de ser artista? Si es así definitivamente no encajaría fuera de la feria y eso me haría más miserable aún…quizás mi miedo no sea el salir sino por fin confirmar mis sospechas de que no puedo estar en otro lado que no sea este lugar que me causa tanto conflicto pues yo no lo escogí en primer lugar”, me contó desolada. La abracé y me puse de pie tendiéndole la mano. Le pedí que me acompañara a mi atracción favorita pues tenía algo que mostrarle y aceptó.

    Mientras caminábamos al laberinto me iba platicando cómo desde pequeña fue que se dio cuenta de su gusto por realizar actos peligrosos y me hizo sonreír un par de veces con su historia…sobre todo en las partes en que las cosas no salían como esperaba y tenía que aguardar horas para que alguien se diera cuenta de que estaba atrapada en algún inconcebible lugar y la ayudara a salir. Al llegar al Laberinto de Cristal la guié hasta el pabellón en donde se encuentra ese espejo majestuoso con marco de madera que te muestra tal cual eres…
    - “Por favor, párate frente a este espejo y dime lo que ves…¿En tus manos hay cadenas o traes puesta una camisa de fuerza…te ves dentro de un tanque lleno de agua o de un baúl? No, el reflejo sólo te muestra a ti misma y no necesitas ninguna de esas cosas para ser tú. Si esto fuera cierto cualquier escapista haría y pensaría lo mismo que tú y eso no es verdad, todos somos diferentes hagamos lo que hagamos…no nos definen nuestras actividades sino nuestros pensamientos y sentimientos. Si sólo te encontraste con que podías ser artista y eso no te hace feliz probablemente sea porque eres algo más aparte de escapista y todavía no sabes qué es pues no te has dado la oportunidad de averiguarlo por ese miedo a perder lo que has construido aquí. La feria no tiene por qué mantenerte cautiva…como dijiste, tiene la puerta abierta y eso significa que puedes volver si es que el mundo allá afuera no te convence. Si la vida que llevas no te gusta haz todo lo posible por cambiarla, nadie puede hacerlo por ti ni decirte cómo aunque quiera, depende completamente de ti. Además, a mi consideración pesaría mucho más quedarte con la duda de si te hubiera gustado más estar en otro lugar que aquí en el parque a cualquier decepción que puedas llevarte, por lo menos estarías segura y ya no cuestionarías más lastimándote cada vez que lo haces”, le afirmé mientras le corrían lágrimas por sus mejillas, “Mientras estés con la gente del mundo exterior recuerda que las cadenas no sólo son para hacerte prisionero, a veces se usan como soporte también…depende del ángulo en que lo veas”.

    Nos despedimos con un fuerte abrazo al salir del laberinto y mientras regresaba a casa para por fin quitarme el vestuario que usé en el número de hoy no podía dejar de pensar en lo sucedido. Supongo que nunca sabemos lo que pasa por la cabeza de la gente, jamás me hubiera imaginado que Calypso se sentía así…y que me podía identificar tanto con ella pues también ha sido uno de los pensamientos que más me han atormentado desde mi llegada a la feria. Gracias a ella ahora no me siento tan sola en este aspecto y sin querer me hizo encarar mis propios demonios.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Dos Rosas Rojas

Dos rosas rojas

    “¿Por qué no he comprado esas cortinas?”, pensaba mientras mi cara se fruncía al toque de ese rayo de sol que invariablemente me molestaba en las mañanas, sólo que esta vez había algo diferente en mi despertar de cada día…por primera vez Dalibor amanecía junto a mí. Al verlo todavía profundamente dormido no sabía exactamente qué hacer, quería contemplarlo mientras soñaba pues se veía tan hermoso y tan inocente con esa expresión de completa paz, pero decidí hacer lo más prudente en ese momento y por lo menos levantarme a cepillarme los dientes…después de todo no quería que el incómodo aliento matutino arruinara nuestro primer encuentro después de pasar la noche juntos transformándolo de algo romántico y especial en algo que preferiríamos no mencionar posteriormente por vergüenza. Como pude me escurrí de la cama hasta el baño sin moverlo un ápice y haciendo el menor ruido posible lavé mi boca y mi cara reflexionando que es la primera vez que alguien se queda a dormir conmigo desde que llegué a la feria y no sabía si esconder este suceso o de plano gritarlo a los cuatro vientos pues no era como si no lo hubiera notado nadie, mi romance con el arlequín no era más un secreto. Al regresar a la alcoba lo encontré todavía paseando en su mundo onírico e hice lo que cualquier mujer en búsqueda de ese “momento perfecto” que tanto nos han vendido las novelas románticas en el que la pareja abre los ojos al mismo tiempo, se miran el uno al otro con pasión y se envuelven en un abrazo tan profundo que no podría lograr ni el más hábil contorsionista - me volví a acostar a su lado y al más mínimo movimiento o cambio en el ritmo de su respiración cerraba los ojos para que pareciera que estaba dormida aún…claro, ya con buen aliento.

    No sé cuánto tiempo pasé haciéndome la dormida hasta que por fin mi compañero dio señales de actividad…y todo para que lo primero que hiciera antes de mirarme abrir los ojos como en las historias de amor, fuera estirarse mientras hacía un gemido extraño que me causó algo de risa…la cual no expresé abiertamente apretando los labios pero que cambió por completo mis planes para ese primer instante en la mañana. Sé que estirarse es lo primero que hacen muchas personas al despertar, es normal, no sé qué me hacía pensar que ese momento sería algo tan sublime pero en fin, igual me provocó sonreír.

    - “¡Buenos días, bebé!”, me dijo con una voz apenas descifrable y con una mirada empequeñecida por el sueño todavía, me correspondió mi sonrisa mientras me acariciaba por primera vez en el día y me dio un beso en los labios sin el menor prejuicio por lavarse la boca primero. Me quedé muda un momento…“¡¿Bebé?!”, retumbó en mi mente, no sabía cómo reaccionar ante este nuevo sobrenombre. La verdad es que le tenía un poco de recelo a la palabra pues se me hacía demasiado cursi y hasta ese día alegaba que todos teníamos un nombre así que no era necesario emplear vocablos melosos para referirnos a nuestra pareja.
    - “¡Buenos días, amor!”, le respondí después de una pequeña pausa con una voz dulce y un roce en su mejilla con el reverso de mi mano. No podía creerlo…”¡¿Amor?!”, era la primera vez en mi vida que utilizaba esa palabra sin referirme a su concepto abstracto y peor aún, el hecho de que la pronunciara no fue premeditado, sólo sucedió. Tomó la mano con la que lo acaricié, la besó y de un sólo movimiento se puso en pie. Tallando sus ojos tambaleándose un poco y sin decir más se metió al baño cerrando la puerta tras él. Al cabo de unos minutos salió de ahí para reencontrarse conmigo que me quedé sentada en la cama bajo las sábanas con una mirada de alegría mezclada con confusión y se abalanzó sobre mí en plan juguetón…definitivamente ha sido el inicio del día más divertido, placentero y romántico que he tenido nunca y que si ha sucedido como en las novelas de romance no lo hubiera disfrutado tanto.

    Después del mejor saludo que he recibido en la feria, Dalibor se levantó y caminó hasta el baño de nuevo…entró, abrió la regadera y al cabo de unos instantes me llamó para que lo acompañara. Recién me reuní con él bajo el chorro del agua me recibió con un beso y un largo abrazo tan tierno que estuve a punto de llorar de felicidad, quería quedarme así para siempre acurrucada junto a él…pero después no podía dejar de reír mientras nos molestábamos con el agua como niños pequeños, hacía mucho tiempo que no la pasaba tan bien en la ducha. Al salir de la regadera el arlequín, alegando que iba por una toalla para ayudarme a secar, corrió la cortina según él para no mojar el resto del baño…lo cual, por supuesto, no me dejaba ver qué estaba haciendo...y de pronto sólo sentí un chorro de agua helada sobre mi espalda; la había sacado del lavabo mientras yo estaba distraída y la arrojó sobre mí. El grito que salió de mis pulmones fue el más fuerte y más agudo que haya escuchado jamás…y yo que tanto criticaba a las mujeres que gritaban de esta manera, pero no contaba con el factor sorpresa. Después del escándalo que hice, por uno de los lados de la cortina asomó su cara con expresión de inocencia cual cachorrito en aparador y por más que intenté no pude reclamarle nada pues me ganaban las carcajadas provocadas por su actitud.

    Ya en los menesteres de cada género mientras él se rasuraba y yo me maquillaba no podía dejar de verlo…me encantó poder admirar la diferencia cabal entre los dos, hombre y mujerNos despedimos después de desayunar pues cada quien debía continuar con las labores del día, las cuales después de tal inicio de la jornada se hicieron mucho más llevaderas…y acordamos vernos al día siguiente a la hora del almuerzo pues el grupo de artistas con los que le tocaba trabajar en el espectáculo de temporada organizó una reunión para esa noche con el fin de ponerse de acuerdo sobre qué vestuario usarían en tal ocasión.

    Al terminar el día, durante mi paseo por el Laberinto de Cristal me seguía riendo esporádicamente al recordar lo sucedido por la mañana. Finalizado el recorrido me detuve frente al espejo pandeado de tal manera que la imagen que proyecta se aprecia en tamaño reducido como si se estuviera a lo lejos…y aunque me encanta ese espejo en lo último en lo que pensaba era en el reflejo que éste me dejaba ver, sólo pensaba en la expresión de Dalibor detrás de la cortina del baño que me había hecho reír como no lo había hecho en largo tiempo…con esos ojos gris-azul que normalmente se ven tan severos y ese rostro de tez clara con facciones tan duras y hasta imponentes…ambos tan dulcemente suavizados para lograr esa expresión de travesura de la que estoy segura no me olvidaré.

De regreso en casa, lo que encontré me sorprendió y me ilusionó sobremanera. Era una rosa roja, la segunda que me había dado el arlequín, amarrada a la manija de mi puerta con un listón a rombos…diseño que cada vez que veo ahora hace que mi corazón se detenga un instante.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Espectáculo de Temporada

Trapecistas

    Hoy a pesar de que la feria no abrió sus puertas al público fue un día muy atareado para mis compañeros y para mí. Se acerca la época en que los habitantes del pueblo tienen vacaciones y por lo tanto se tienen que montar los nuevos espectáculos de temporada, algo nunca visto antes por aquí pero que ahora con la llegada de nuevos elementos es un proyecto realizable. Las jornadas laborales para nosotros serán más largas y no habrá días libres generalizados para que el parque no tenga que cerrar ningún día de la semana. Tomó horas siquiera ponernos de acuerdo quién tomará qué día para descansar pues estamos acostumbrados ya a salir todos al mismo tiempo, muchas veces juntos…además de que es difícil prescindir de un artista sin que las funciones del día se vean afectadas, así que el programa cotidiano de los números de la feria también tuvo que ser modificado…todo sea por tener más visitantes estos días y ver qué tan adaptables somos realmente, suena excelente la idea de experimentar cosas nuevas…y de hecho, era una propuesta que había planteado ya el staff del parque hace tiempo, pero no teníamos ni idea del sacrificio que tenía qué hacerse ni de todo lo que conllevaba tener un programa de temporada. El ensayo para el espectáculo de inauguración y clausura del programa fue lo más impresionante, inspirador y elaborado aunque tedioso y cansado que he experimentado en estos días. Definitivamente es una hazaña el coordinar a tantos artistas en escena simultáneamente...se veía mucho más sencillo en mi mente de lo que en verdad es.

    El show es increíble, es un juego de imágenes que reta la atención del espectador por su incesante movimiento…hay tantas suertes sucediendo al mismo tiempo en un espacio tan reducido que cautiva las miradas invitándolas a tratar de anticipar lo que pasará después. El ritmo de la música es hipnotizante, las luces del escenario se combinan con los reflejos de los trajes de las bailarinas y con las sombras de los “artistas aéreos” que desafían las leyes de la gravedad ya sea en la cuerda floja o en el trapecio justo sobre ellas, las llamaradas de los tragafuegos se intercalan con la infinidad de objetos que balancean los malabaristas…y justo cuando el público no sepa para dónde voltear salimos todos del escenario para darle la bienvenida a los payasos, mimos y magos quienes interactúan con la gente. Los escapistas, los comevidrios, los perros entrenados, los demás elementos y, por supuesto, el arlequín conforman la segunda parte del show para quienes tocan otros músicos y se hace un juego diferente de efectos en la pista…todo tan perfectamente organizado que me hizo sentir orgullosa de formar parte de la fuerza de trabajo del parque. Me sentí parte de algo por primera vez en mi vida y eso se me hacía tan difícil de alcanzar que por poco lloro en pleno ensayo…pero me contuve para poder seguir disfrutándolo. Pude percibir el entusiasmo y la pasión que todos mis compañeros sienten por su arte, fue inolvidable, me contagiaron ese amor por la vida artística en ese momento.

    Como en todos los trabajos y en todos los lugares hubo ceños fruncidos y desacuerdos, pero la emoción por hacer algo nuevo fue lo que predominó en el día. Queda mucho por hacer, el espectáculo todavía no está del todo estructurado, hay infinidad de cosas qué discutir con respecto al vestuario y maquillaje que vamos a usar durante el show, se debe contratar más personal para dar abasto a la cantidad de visitantes que esperamos para esos días, debo escoger un reemplazo de entre los demás músicos de la feria para que me cubra el día de mi descanso y explicarle mi parte en el número del que he formado parte desde que llegué aquí, pero por lo menos eso me deja algo en qué pensar hoy que no pude hacer mi recorrido habitual en el Laberinto de Cristal. Estoy agotada…hasta algo nerviosa, aunque el nuevo proyecto me ha inyectado de una vitalidad que creía perdida…bueno, tal vez algo tenga que ver el hecho de que Dalibor y yo movimos cielo, mar y tierra para poder descansar el mismo día de la semana para poder salir juntos. No sé exactamente qué fue, pero la extensiva jornada me puso muy feliz pues tengo algo por qué trabajar, algo qué conseguir…y esta vez compartiré número con todos mis amigos de escenario.

    Por fin terminado el ensayo, Dalibor me acompañó a casa y cenamos juntos. Parecíamos niños discutiendo lo que había pasado este día tan especial. Tuvimos muchas ocurrencias que no podemos esperar que todo el staff escuche. Definitivamente algo pasó hoy que me hizo recuperar el sentido de pertenencia que había extrañado hace poco y no dejaba de agradecer mi suerte de haber llegado a la feria…y de haber conocido al arlequín, de quién me estoy enamorando perdidamente.

martes, 11 de diciembre de 2007

Noche de Estrellas

Cielo estrellado

    Anoche tuve una cita maravillosa con Dalibor. Fuimos a cenar, charlamos, reímos…no pudo haber sido más perfecto. Pasamos una velada increíble viendo las estrellas sobre el techo de su remolque mientras me trataba de explicar el nombre y ubicación de cada constelación en el mapa celeste y en ese instante me sentí muy especial, protegida, acompañada. Sus besos y caricias me hacen sentir deseada y hasta cierto punto como si fuera su cómplice en un juego íntimo y clandestino que sólo él y yo entendemos. Es inevitable el que me esté enamorando de él pero hay una parte en mí que está temerosa ante esta situación inminente. Necesitaba platicarlo con una amiga, así que me dirigí a la casa de Lihuén…siempre ha tenido muy buenos consejos para mí y esta vez no tenía por qué ser la excepción. La conversación fluía bastante bien. Nos divertíamos como adolescentes ilusionadas por ese nuevo amor en puerta y Lihuén no paraba de burlarse de mí pues me ruborizaba prácticamente a cada par de parpadeos…hasta que se me ocurrió preguntarle lo que me abrumaba en ese momento…

    - “¿Lihuén, cómo puedo saber si es una buena idea enamorarme de Dalibor?...Hasta ahora todo ha sido fabuloso pero no puedo evitar tener miedo de que algo salga mal y me sienta peor aún que si no lo hubiera conocido nunca”, le pregunté a mi amiga, quien suspiró e inmediatamente cambió su expresión.
    - “Lamento decirte que de eso no puedes estar segura, todas las nuevas relaciones son un riesgo, puede ser que lo más que te dejen sea una enorme cicatriz en el alma o puede ser que te llenen de dicha…y de la única manera en que puedes prepararte es en la forma como vas a recibir cualquiera de estas dos opciones”, me respondió con esa seguridad característica suya.
    - “Pero tú puedes ver el futuro, tú puedes decirme si él siente lo mismo…si va a funcionar, si me va a lastimar, si es quien dice ser…¡Dime, por favor, si vale la pena correr el riesgo!”, exclamé con los ojos llenos de angustia.
    - “¡Fénix, nunca te había visto así! Tranquila…podría decirte muchas cosas, pero lo que me pides es demasiado, no ganaríamos nada. Si te digo que lo más probable es que no funcione ni siquiera vas a pensar en darle una oportunidad a Dalibor y podrías perderte de muchas cosas, después de todo de los errores que cometemos vienen las lecciones más valiosas e importantes de nuestras vidas; y si te digo que todo parece indicar que es el adecuado para ti, simplemente no te tomarías el tiempo de conocerlo bien ni de cuestionar cualquier cosa que no te guste en la relación pues se supone que debes estar ahí y eso puede llevarte a una convivencia plana y conformista que no merecen ninguno de los dos…¿Ves lo que trato de decirte?”, me dijo con una voz tenue y poniendo su brazo alrededor mío.
    Bajé la mirada y rompí en llanto. Por un lado me sentía feliz de que Dalibor hubiera llegado a mi vida…pero por otro estaba furiosa y aterrada de que hubiera sucedido.
    - “¿Por qué ahora si yo estaba tranquila como estaba? Pasé tanto tiempo pidiéndole a Dios alguien que me quisiera y compartiera su vida conmigo que a falta de respuesta de mis súplicas tuve que aprender a vivir por mi cuenta y sin necesitar a nadie en ningún aspecto…¿Sabes? Hasta me sentía orgullosa de mi misma por eso, era diferente a la mayoría de las mujeres con las que crecí y que sólo iban por la vida buscando amor. Para mí no era indispensable, pero ahora parece como si un instante lejos de él fuera una tortuosa eternidad y me detesto por ello”, le comenté a Lihuén empapada en lágrimas mientras apretaba los puños y temblaba fuera de control.
    - “Nena, tú cargas una pena muy grande de la cual no te has podido desahogar y que sólo me la han platicado mis cartas y mi bola de cristal. No te culpo si no quieres hablar del tema pero no debería impedirte ser feliz ahora. ¿Qué importa si para ti es una tortura estar sin el hombre que amas? Eso es normal, sobre todo cuando recién te das cuenta de que sientes algo tan fuerte por él; y si lo que te preocupa es ser diferente a todas esas mujeres…¡Ya lo eres, no importa con quién estés! Dime cuántas de ellas tienen tus cualidades o cuántas pueden llevar la vida que tú llevas aquí. No deberías cuestionar tus sentimientos ahora, si estás contenta sólo disfrútalo, no sabemos cuánto va a durar la euforia y nos podemos arrepentir cuando nos demos cuenta de que se nos fue de las manos sin siquiera saborearla…o peor aún, que por no valorarla a tiempo es que la perdamos”, me afirmó con una gran sonrisa y un fuerte abrazo.

    Salí de casa de mi amiga, sequé mis lágrimas y caminé lentamente hasta el Laberinto de Cristal como cada noche. “Quizás Lihuén tiene razón y no siempre es bueno saber qué va a pasar”, pensaba mientras hacía mi recorrido habitual, “…después de todo si supiéramos exactamente en qué nos vamos a equivocar iríamos por la vida siempre haciendo lo correcto y no aprenderíamos absolutamente nada”. Me detuve frente al espejo que muestra el efecto de que falta la mitad del cuerpo y reflexioné, “¿Cómo distinguir los buenos amores o la alegría si no hemos experimentado las desilusiones ni el dolor?”. No sé qué sea lo que sienta Dalibor por mí pero él me hace muy feliz y si de mí depende no debo dejar que esa ilusión se desvanezca.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Ciudadana Ejemplar

Niños jugando con aros de colores

    El día transcurría como de costumbre en la feria. Terminado el espectáculo decidí quedarme a platicar un rato con mis amigos y compañeros detrás de la pista principal para pasar el rato en lo que cerraba el parque y pudiera hacer mi recorrido solitario por el Laberinto de Cristal. Me disponía a intercambiar algunas palabras con ellos, quitarme el “disfraz” de artista y seguir con mi rutina diaria…sólo que esta vez algo fue diferente. Mientras charlaba con los demás elementos del show alguien se dirigió a mí tocando mi hombro…era una mujer más o menos de mi edad, de cabello lacio y discreto atuendo, cargaba una extraña maleta en tonos pastel y aunque no la había visto por aquí su cara se me hizo muy familiar…

    - “Yo te conozco, compartí el salón de clases contigo alguna vez en la primaria…”, me dijo con mucha seguridad mientras yo trataba de reconocer su rostro. Continuó…”Soy Keala, solía tener el cabello más corto y usar anteojos…siempre traía una mochila rosa en forma de corazón…¿Me recuerdas…?”.
    - “Fénix”, la interrumpí antes de que pronunciara ese aquel otro nombre que dejé atrás hace mucho tiempo y por el cual ya no estoy acostumbrada a responder. Seguí…”Es mi nombre artístico y así me conocen aquí…Keala, sí me acuerdo de ti, odiaba que le recordaras al maestro que había dejado tarea el día anterior”, solté una carcajada y me despedí de mis amigos para poder platicar con ella.
    - “Sí, esa era yo…¿Pero por qué lo odiabas?..después de todo si no hubiera sido por mí el profesor jamás se hubiera acordado de que nos tuvo trabajando toda la tarde anterior”, me respondió sorprendida…”Pero cuéntame…¿Cómo fue que de esa niña retraída que se la pasaba mirando por la ventana durante la clase te convertiste en esta artista tan talentosa?”, me preguntó con una mirada de asombro.
    - (Decidí no comentar más acerca de su actitud en la escuela, obviamente ella había olvidado que a mí siempre me castigaban por no cumplir con los deberes). “¡Muchas gracias! Descubrí que la vida es más amena si una se dedica a trabajar en lo que disfruta hacer, este es el mejor empleo que pude haber encontrado”, contesté con una sonrisa obligada y un tanto incómoda…”¿Qué te trae por aquí?”.
    - “Pues ya sabes, los niños que no pueden dejar de visitar la feria de cada pueblo que visitamos…todavía no se pueden subir a todos los juegos mecánicos y ya es una osadía sacarlos de aquí”, respondió con un tono de cotidianidad que yo no entendí…”Ciertamente se ve como un oficio muy divertido el que tienes…¿Pero cuándo es que esperas ya tener tu vida?”, preguntó moviendo su cabeza de lado a lado como negándose a creer lo que le comenté de mi trabajo ideal.
    - “¿A qué te refieres? Yo vivo aquí”, dije extrañada volteando a ver a mi alrededor.
    - “¡Pues sí!”, exclamó con su voz chillante y un tanto molesta…”Que cuándo vas a sentar cabeza y tener ya a tu familia como debe ser, porque supongo que no estás casada ni tienes hijos todavía pues vives…aquí. Ya estamos en edad de formar parte de la sociedad. ¿O qué, ésta es la vida que quieres?”, dijo con un aire de desdén, lo cual me enfureció.
    - “Pues no que sea de tu incumbencia pero no estoy interesada en llevar la vida que me describes, disfruto mucho la que tengo ahora…además, de tomar la decisión de formar una familia no veo inconveniente alguno con hacerlo en la feria, la mayoría de los artistas crían a sus hijos aquí mismo y su rutina es muy parecida a la de todos los pequeños, sólo que no tenemos prejuicio ni problema alguno con que escojan una vida en el escenario también…de hecho, pensamos que el ambiente artístico y más relajado ayuda a desarrollar su creatividad nata en vez de sofocarla con paradigmas arbitrariamente creados por personas sin el más mínimo sentido humano y adoptados por gente sin voluntad en una sociedad de reglas absurdas. No, no estoy casada, pero no es porque viva aquí…este parque es testigo y cómplice de más intensos romances y consolidados matrimonios de los que pudieras imaginar con esa mente tan cerrada tuya…es porque espero a alguien que quiera compartir su vida conmigo por mí, no por cumplir con algún estereotipo artificialmente fabricado por alguien que no sabe nada de él o de lo que quiere”, dije con voz fuerte y con una mirada penetrante con la que pretendía llegar a su cerebro encerrado por capas y capas de estorbosas imposiciones.
    - “¡Ay, por favor, cómo puedes pensar que este ambiente es el ideal para que un pequeñito crezca! Si viven entre contorsionistas, tragafuegos…fenómenos. Un niño necesita estabilidad, disciplina…igual que un matrimonio. Ni siquiera tienen nombres normales, ante sus ojos sería aceptable llamarse como una criatura mitológica. Estaría mal traer un bebé a este mundo de caos circense sin la estructura que requiere ser madre. La sociedad fuera de este compendio de ilusionistas, que somos mayoría porque tenemos razón y no somos personas con rebeldía adolescente, apoya mis argumentos”, respondió cruzando los brazos y retirando sus ojos de mí.
    - “Son mayoría porque son pocos los que tienen el talento, la dedicación y la entrega que requiere ser artista”, dije con una sonrisa irónica…”¿O acaso crees que es fácil montar un espectáculo como el que tanto te impresionó? En esta feria convivo con las mejores madres que he conocido en mi vida, quienes también tienen nombres inusuales pues ellas mismas los escogieron de acuerdo a lo que la palabra significa para ellas, no les fueron impuestos…que crían hijos sanos, educados y felices con nombres poco comunes que nos describen cómo es que ven el mundo tras ese velo de inocencia que conservan…y que a diferencia de tus niños, crecerán en un ambiente de tolerancia, hermandad y belleza en vez de imposiciones, protocolos a seguir y frustraciones”, le contesté ya más tranquila…después de todo no había poder humano que pudiera quitarle las ideas con las que creció y que aceptó sin cuestionarlas.

    La cara de rabia e indignación que puso Keala antes de darme la espalda y marcharse será una imagen difícil de olvidar. Respiré profundo y caminé hasta el laberinto con la esperanza de que pasara el coraje pronto. Dentro de mi atracción favorita me detuve frente al espejo en el cual te ves como si tuvieras un hermano siamés. “¿Cómo es que alguien que tuvo la misma educación que yo y vivió en mi mismo ambiente puede pensar tan distinto a mí?”, fue lo que pensé al ver ese reflejo, “¿Uno nace con el carácter definido o es que éste se forja de acuerdo a lo que has vivido?”.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Una Rosa Roja

Rosa roja

    Hace tanto que no salgo con alguien que siento que hasta he olvidado el protocolo a seguir en las primeras citas. “¿Y si intenta besarme…o algo más?”…me preguntaba mientras me hacía partícipe de ese ritual de embellecimiento exhaustivo previo a encontrarnos con aquella persona a interrogar en las próximas horas con tal de averiguar si ésta es elegible para entrar en nuestra vida, en nuestro corazón o en nuestra alcoba. El atuendo perfecto, el maquillaje impecable, perfume y toda la faena necesaria para ser “la mejor versión de nosotros mismos” esa noche estaba en orden, sólo quedaba esperar la llamada a mi puerta que haría que mi estómago regresara a su lugar original en mi cuerpo…o de plano terminara de salirse.

    - “¡Buenas noches, Fénix…qué hermosa te ves hoy!”, fue lo primero que escuché al abrir mi puerta y ver a Dalibor frente a mí con una rosa roja en la mano. 
    - “¡Buenas noches, Dalibor…gracias, tú también te ves muy bien!...¿Nos vamos?”, respondí, tomé la rosa, la acerqué a mí para percibir su aroma y sofocando mis ganas de llorar pues nadie me había regalado una flor antes, sonreí mientras entrelacé mi brazo con el de él para caminar juntos. 

    El paseo fue agradable, me di cuenta de que tiene el mismo sentido del humor que yo y no paramos de reír en el camino al restaurante en el centro del pueblo en donde a pesar de que pretendía halagarme con los platillos más exóticos del menú, lo que más disfruté fue la plática. Hasta ahora me sorprende cómo es que alguien puede ser tan parecido y tan distinto a mí al mismo tiempo…los dos somos apasionados y defendemos nuestros ideales a capa y espada, sólo que por lo pronto no parecen ser los mismos. Hago la confesión de que algo de lo que más me gustó de la velada fue que alguien por primera vez en la historia me dejó callada en un debate, simplemente no tuve argumentos para seguir la discusión amistosa de temas controversiales que salió a flote en la mesa...despertó sobremanera un sentimiento de admiración y respeto en mí. Aunque era la primera vez que salía con él poco a poco la conversación denotaba más confianza…
    - “¿Siempre has sido así de terco?”, le pregunté en medio de risas después de que no pude convencerlo de pensar como yo en la última polémica.
    - “¡No tienes idea!”, contestó soltando una carcajada…”Si gracias a eso es que llegué hasta aquí hoy y no podría estar más a gusto con la idea”, me comentó para después guiñarme el ojo.
    - “¿Entonces mejor me hago a la idea de que esa actitud funciona para ti y no cambiarás porque simplemente no está en tu naturaleza?”, respondí con tono irónico y le sonreí.
    - “Pues no que quiera perder el factor sorpresa…pero sí, esa actitud se espera de mí. Si hubiera titubeado siquiera un poco en mi determinación por obtener lo que disfruto ahora, sencillamente no lo hubiera logrado”, su expresión se puso seria y continuó…”Verás, de donde yo vengo no es fácil gozar de los privilegios que tengo ahora, yo tuve que trabajar desde muy pequeño para tener siquiera unos centavos en el bolsillo que me dejaran comprar las cosas que me gustaban. Afortunadamente desde niño me di cuenta de que tenía aptitudes para la expresión artística, el escenario me encontró muy temprano y sobre ese rubro me encaminé. Fui mimo, payaso, estatua viviente, declamador y poeta a lo largo de mi vida…hasta que llegué al arlequín que es con el personaje que más me identifiqué y que mejor recibió el público. Al principio montaba mi espectáculo en la calle y al poco tiempo me di cuenta de que con este trabajo podía recorrer muchos lugares pues siempre habría un grupo de gente necesitada de un poco de entretenimiento a donde quiera que fuera…y si hubiera hecho caso a quienes me decían que esta actividad más que empleo era una pérdida de tiempo pues jamás iba a salir adelante con un disfraz…si no fuera tan necio, no hubiera llegado a la feria…o a conocerte”, fue lo que me contó antes de tomar mi mano para besarla, hizo una pausa…”Perdón, no tiendo a compartir estas cosas así nada más…mejor cuéntame cómo fue que llegaste tú aquí”, dijo mientras se ruborizaba.
    - “No te disculpes, al contrario, gracias por la confianza”, le contesté y apreté su mano…”Pues…yo llegué a la feria buscando un refugio y lo encontré”, fue lo que alcancé a decir antes de que un suspiro me robara el aliento, seguí…”Me alegra mucho que estés aquí”.

    Ya de regreso en la feria me pidió que esperara un poco en la valla de la pista principal junto a mi casa mientras él iba a su remolque por una sorpresa que tenía para mí. Intrigada por lo que podría ser me senté viendo hacia el Laberinto de Cristal, el cual ya para cuando llegamos estaba cerrado pero no me afectó, la había pasado muy bien con Dalibor, quien no tardó mucho en volver. En sus manos traía una manzana acaramelada envuelta en celofán y atada con un listón a rombos como su traje tan característico de arlequín. No podía creer que recordara cuál era mi golosina favorita. Al tomarla lo jalé para envolverlo en un fuerte abrazo que terminó en el beso más cálido y tierno que he tenido en mi vida…podía jurar que sentía los latidos de su corazón sobre mi pecho. Nos despedimos al separarse nuestros labios con la promesa de salir de nuevo pronto.

martes, 4 de diciembre de 2007

Pases de Lluvia

Feria bajo la lluvia

    La tormenta no pudo haber llegado en mejor momento. La verdad es que la última función del día me hubiera exigido más de lo que puedo dar ahora…después de todo no importa cómo te sientas, si en el escenario en lo que menos piensas es en el espectáculo, si tienes que callar tu grito desesperado con una melodía que endulce los oídos de los visitantes, cambiar tus lágrimas de sal por lágrimas de cristal que reflejen las luces de colores o esconder la rabia en tu mirada con un maquillaje tan perfecto y tan irreal como la sonrisa de aparador que debes mostrarle al público en todo momento…todo es actuación, pose…y “el show debe continuar”. Mis compañeros me insisten en que todas las emociones humanas se pueden expresar a través del arte al que te dediques…¿Pero, y si esa emoción es un “no quiero estar aquí”? La carpa de juegos de destreza de la feria se convirtió en el refugio perfecto para los miembros del parque que no querían pasar una velada aburrida y sin luz dentro de sus remolques. Ni bien terminaron de repartir los pases de lluvia a los visitantes para que regresaran sin costo al siguiente día, ya estaban organizando una verbena junto a los juegos de casino que hoy más que dar la ilusión de una fortuna por recibir sólo quitaban espacio. La plática alumbrada por velas, las bromas, las canciones al compás de las palmas y las botanas improvisadas no se hicieron esperar. Sé que debía alegrarme, estaba en una reunión con la mayoría de mis amigos, no tuve que trabajar en esa última función que tanto me abrumaba, no había aparente razón para que se interrumpiera la diversión en ningún momento, todo estaba bien…sin embargo, me invadía un sentimiento devastador de tristeza y desolación. De pronto me vi rodeada por una realidad completamente diferente a la que conocía hace menos de un año que fue cuando llegué a la feria. Me vi haciendo cosas que jamás creí hacer en lugares que jamás creí visitar con gente que hasta esa fecha para mí eran completos desconocidos. Me sentía a gusto en el parque pero en ese momento me cuestionaba cómo fue que había llegado aquí…repasaba todos los acontecimientos en mi vida antes de este día y parecía increíble la travesía. Mi vida cambió tan rápido que no me di cuenta de cómo llegué a este punto. Definitivamente no me había propuesto estar donde estoy ahora…dicen que cuando las cosas no están metódicamente planeadas es que salen mejor…pero para estas alturas me gustaría tener un sentido de control sobre mi destino un poco más palpable. Es muy desconcertante sentirte como hoja al viento a total merced de la suerte…o como si se estuviera en caída libre todo el tiempo sin algo a qué aferrarse para no seguir el camino al fondo del precipicio. Entiendo que muchos darían lo que fuera para tener lo que tengo…pero sin ese sentido de “seguridad” no sé qué tan elegible sea mi vida de todas formas. 

    A pesar de la insistencia de mis amigos para que me quedara en la carpa con ellos tuve que salir de ahí en busca de algo de paz interior. Caminé bajo la lluvia un rato como solía hacerlo en mi adolescencia y al cabo de unos minutos llegué al Laberinto de Cristal. Vacilé un poco al entrar pues temía lo que los espejos tenían que decirme hoy pero armada de coraje y con una lámpara de aceite decidí hacer mi recorrido como cada noche. En un principio no había novedad alguna en el laberinto, todo transcurría como de costumbre, era el mismo camino, los mismos espejos y la misma autorreflexión de todos los días…hasta que noté el cambio en el reflejo entre un espejo y otro. Alta, bajita, ancha, delgada, con dos cabezas…una imagen diferente a cada par de pasos. En realidad los espejos no pudieron ser más atinados, así es como me siento…he vivido tantas “vidas” en esta existencia que me pregunto si ésta será la última, si es aquí donde pertenezco y a donde se supone tenía que llegar. Ojalá así sea, necesito un lugar al cual llamar “mi hogar”.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Celebración en la Feria

Rueda de la Fortuna y pirotecnia    Fue un buen día para los artistas de los espectáculos de la feria hoy, la gente recibió muy bien los nuevos montajes y nos empapamos de gloria al recibir más aplausos que los de costumbre en cada show. Se organizó una asamblea de bienvenida para “los nuevos” después de la última función y en vista del éxito obtenido se decidió convertirla en celebración con todos los miembros del parque. Es la oportunidad perfecta para estrenar mi vestido negro y zapatillas abiertas que había comprado, después de todo una buena impresión nunca estorba…aparte de que asistirá también “gente interesante” a la reunión. En la asamblea hubo un discurso de bienvenida para los recién llegados y otro motivacional para los que ya llevábamos algún tiempo viviendo ahí…una cena especial de tres tiempos que incluía platillos antes nunca vistos en el área de comida de la feria, una ampolla en el empeine gracias a la zapatillas que no habían “dado de sí” y la frustración de que aquél que me interesaba no me había dirigido la palabra en toda la faena. Cuando todo terminó me dirigí presurosa al Laberinto de Cristal antes de que lo cerraran. “¿Qué pasó, por qué la otra noche me halagó tanto y hoy ni siquiera me dirigió la palabra?”, era lo que pensaba mientras recorría la atracción descalza y con las zapatillas en la mano. “Seguramente se interesó más en la contorsionista que también le coqueteaba. ¿Quién podría competir con eso?”, se me ocurrió al detenerme en el espejo aquel en el que ves tu reflejo mucho más ancho de lo que es…“¿Si es así como me ve, por qué habría de fijarse en mí?”, bajé la mirada y salí del laberinto con un nudo en la garganta, dispuesta a dormir y pretender que no había pasado nada. Caminé hasta mi casa con la vista en el piso todo el tiempo, ni siquiera noté que alguien estaba sentado en la valla de la pista principal fumando un cigarro… 


    - “Pensé que nunca llegarías, no vi en dónde te metiste después de la asamblea, saliste tan rápido…¿Cómo estás, preciosa?”, dijo Dalibor, quien aparentemente mientras yo hacía dramas en el laberinto me esperaba afuera de mi casa.
    - “¡Bien!...¿Y tú?”, fue lo que alcancé a balbucear mientras me recuperaba de la sorpresa de encontrarlo ahí…”Corrí hasta el Laberinto de Cristal para alcanzarlo abierto, siempre lo recorro en las noches, es mi atracción favorita”.
    - “Pues estoy mejor ahora que hablo contigo”, aseguró mientras se ponía de pie, “…Y sí, algo me habían dicho de que tenías una obsesión por tal atracción. Bueno, con lo hermosa que eres seguramente es muy agradable contemplar tu reflejo en el espejo, pero en mi caso prefiero imágenes más amables a la vista y paso más tiempo viendo el cielo que la misma tierra que piso”, contestó en medio de risas.
    Sentí como mi cara se ruborizaba sin poderlo evitar, reí y enmudecí enseguida…no sabía cómo reaccionar, apenas hacía un rato estaba enfurecida y triste por su desdén en la reunión y ahora me divertía con sus bromas… 
    - “Sólo vine a desearte una buena noche y a decirte que te veías muy linda hoy en la celebración…”, expresó mirándome a los ojos, tomó mi mano…”¿Aceptarías acompañarme a cenar en la semana?”.
  - “Claro, luego nos ponemos de acuerdo”, respondí poniendo atención a su mirada…”Gracias por el cumplido…¡Buenas noches, Dalibor!”, seguí y apretando su mano me acerqué a él para besar su mejilla. - “No es cumplido, es la verdad”, contestó correspondiéndome el beso…”¡Buenas noches, Fénix!”.


    Se apartó de mí y mientras caminaba hacia su casa volteó a unos cuantos pasos para hacer una caravana igual a la que hace terminado su espectáculo para agradecer los aplausos del público. Solté una carcajada y me metí al remolque. Ya tendida en mi cama me puse a pensar en lo sucedido. Por un lado estaba emocionada porque vino a verme, y por otro estaba preocupada por mi reacción en general…me agobia que pueda llevarme del cielo al suelo y viceversa con sólo unas palabras. Ni siquiera le expresé mi enojo con respecto a su actitud en la asamblea, es más, ni le pregunté por qué fue, me dejé distraer por sus bromas y atenciones. Eso no puede ser bueno, tendré que tomar medidas de precaución.